sábado, 31 de enero de 2015

Tarjeta roja al demonio

 «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. 
Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
(Mc. 1, 27)
Cortesía: Patxi Fano
Estas últimas semanas hemos estado meditando el evangelio de Marcos. Este escrito pretende, en toda su estructura, contestar una pregunta: ¿Quién es Jesús de Nazaet? Por esa razón encontramos las enseñanzas, en gran medida, a través de parábolas (narraciones de sucesos fingidos, de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral1).

Este 4to domingo del tiempo ordinario, el evangelista nos recuerda la autoridad que tiene Jesús para enseñar. Llevaba algunos días predicando con parábolas y recién sus discípulos habían presenciado cómo calmaba una tempestad en medio del mar. La perícopa  nos narra que Jesús entra en la sinagoga de Cafarnaúm y es increpado por un hombre que tenía un espíritu inmundo. ¿Qué quieres de nosotros? es la pregunta con la que confronta a Jesús. El espíritu sabía quien era Jesús, reconocía en Jesús al "Santo de Dios". Jesús expulsa al demonio y libera al hombre de esa esclavitud que limitaba su libertad.

¿Cuántas veces estamos atados a cosas que coartan nuestra libertad? Jesús nos enseña que para Dios no hay límites,no hay imposibles. Todos los que presenciaron este exorcismo quedaron estupefactos y no acreditaban lo que veían, pues "hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen".

En el caminar de la vida cotidiana: el trabajo, la familia, los estudios, las actividades extra-académicas, etc. van educiendo, muchas veces, la posibilidad de escuchar la voz tenue de Dios en medio de la rutina. Ahí, en esos momentos, es en donde Dios también habla pero no lo escuchamos. Y así la vida se va tornando gris, oscura y es en donde después llegan esos demonios.

"Cállate y sal de él" son las palabras que Jesús utiliza para exorcizar. Cuántas veces, de muchas formas, escuchamos esas palabras a través de amigos, de familiares, que nos animan en medio de las tribulaciones y no los escuchamos. En mi caso, siempre animo a quienes piden algún consejo con una sencilla palabra: "haz de lo ordinario algo extraordinario". El resultado, lo podrán deducir ustedes.

Los animo a dejarnos exorcizar por esas palabras, que por muy sencillas que sean, siempre nos ayudan a encontrar libertad en medio de las dificultades.

Que tengan buen fin de semana y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.

Tisca, SJ
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1. Cfr. Diccionario de la Real Academia Española

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