martes, 8 de julio de 2014

Hegemonía que determina al fútbol

Tomada de: http://historiadelfutbolboliviano.com/category/historia-de-nuestro-futbol/
Están por comenzar las semifinales de la Copa del Mundo Brasil 2014. Frente a frente habrá un equipo europeo y una latinoamericano, Alemania enfrenta al anfitrión Brasil mientras que Argentina enfrenta al sub-campeón Holanda. Más allá de toda especulación que estos encuentros puedan provocar, las cuatro escuadras han pasado a esta instancia sin mostrar un juego sólido, limpio y que realmente deje de qué hablar en un sentido positivo. ¿Casuística? ¿Historia? ¿Hegemonía?

En la historia de las Copas del Mundo (19 ocasiones sin contar la actual), a partir de la primera realizada en 1930 y hasta la anterior en el 2010, 5 selecciones europeas han sido campeonas del mundo (Italia en 4 ocasiones, Alemania 3, Inglaterra 1, Francia 1 y España 1) sumando en total 10 trofeos; en tanto que solamente 3 selecciones latinoamericanas lo han sido (Brasil 5, Argentina 2 y Uruguay 2) sumando en total 9 trofeos. A partir del Mundial de Chile en 1962, los campeones se habían estado intercalando: un latinoamericano y un europeo (Brasil, Inglaterra, Brasil, Alemania, Argentina, Italia, Argentina, Alemania, Brasil, Francia, Brasil, Italia) siendo España, en el Mundial pasado, quien rompiera esta estadística. 
Ningún equipo europeo ha ganado una Copa del Mundo en terrenos americanos, pues de los 19 torneos, 7 han sido de este lado del mundo y los campeones han sido latinoamericanos. Así mismo, de los 19 mundiales, solamente 6 han sido anfitriones y campeones al mismo tiempo (Uruguay, Italia, Alemania, Argentina, Inglaterra y Francia).

Las estadísticas podrían engañarnos pero si nos dan un panorama muy sensato de las historia de las Copas del Mundo.

Si bien es cierto, el origen del fútbol como deporte estructurado, con un reglamento que indique cómo se debe jugar este deporte, es europeo, los latinoamericanos han demostrado que han entendido muy bien de qué se trata este deporte. 
Tomada de: www.acanomas.com
El antecedente más antiguo que se tiene del fútbol en Europa es el harpastum, un juego de pelota con el cual se entrenaba a los legionarios romanos hacia los años 40 d.C. y que consistía básicamente en llevar una bola hasta el lado contrario pero utilizando la violencia necesaria. Sin embargo, en las culturas mesoamericanas, el juego de pelota se practicaba desde 1400 a.C., con el matiz de ser parte de un rito, incluso religioso, pero que no dista mucho de lo que se practicaba en Europa, principalmente en Italia.

El calcio florentino llegaría a finales de la Edad Media en donde jugaban 27 contra 27 y donde lo más importante eran los insultos entre quienes apoyaban a cada equipo. 
Tomada de: www.fedeciv.com.ve
¿Los ingleses inventaron el fútbol? No, lo que estos hombres hicieron, propiamente Mr. Ebenezer Cobb Morley (1863), fue ponerle reglas a la mezcla entre harpastum y calcio florentino que ya se jugaba en Inglaterra en el siglo XIX, pero fue hasta 1927, es decir, tres años antes de la primera Copa del Mundo, que el reglamento se adecuó casi tal y como hoy lo tenemos, con las dimensiones de la cancha, las reglas del tiempo, cantidad de jugadores, uniformes, etc.

Estos antecedentes y datos estadístico me sirven solamente para asentar el tema de la historia, sin embargo, una historia que sugiere muchas preguntas que quizá en estos días se aclaren: los europeos le ponen reglas al fútbol pero no pueden ganar en América; las mejores ligas del mundo son la Premier League de Inglaterra y La Liga BBVA de España y sus selecciones ni siquiera calificaron a Octavos de Final; los mejores representantes del balompié mundial, según la lista elaborada por la FIFA en 2004, 31 son latinoamericanos y 83 son europeos, sin embargo, los más grandes de entre los grandes, para mí, por lo que significaron y por el fútbol que realizaron, son Pelé y Maradona, respetando tiempos, modos y formas.

http://www.garuyo.com/deportes/los-mejores-goles-del-mundo
Finalmente me gustaría resaltar, como dije al principio, que las cuatro escuadras llegan a las semifinales mostrando básicamente suerte de ganadores, más no un fútbol efectivo, lúcido y que realmente nos haga pensar que hay un sólido candidato al campeonato. Las 4 escuadras que se quedaron en cuartos de final (Colombia, Bélgica, Costa Rica y Francia) mostraron, en mi opinión, más fútbol, más pasión, más entrega, pero, determinados por una historia hegemónica, acompañada de estos sencillos datos históricos pero que sin duda determinan la psicología del que está en el terreno de juego. Quizá el mundo no estaba preparado para ver campeón a Colombia o Costa Rica.

Que tengan buena semana y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.
Tisca, SJ
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lunes, 7 de julio de 2014

El fútbol como religión secular universal



"El fútbol se ha vuelto una cosmovisión, una forma de 
entender el mundo y de dar sentido a la vida"

 Leonardo Boff | 29 de junio de 2014

La presente Copa Mundial de Fútbol que se está celebrando en Brasil, así como otros grandes eventos futbolísticos, asumen características propias de las religiones. Para millones de personas el fútbol, el deporte que posiblemente moviliza a más gente en el mundo, ha ocupado el lugar que comúnmente tenía la religión. Algunos estudiosos de la religión, solo para citar a dos importantes como Emile Durkheim y Lucien Goldmann, sostienen que la religión no es un sistema de ideas; es antes «un sistema de fuerzas que movilizan a las personas hasta llevarlas a la más alta exaltación» (Durckheim). La fe viene siempre acoplada a la religión. Ese mismo clásico afirma en su famoso libro Las formas elementales de la vida religiosa: «la fe es ante todo calor, vida, entusiasmo, exaltación de toda la actividad mental, transporte del individuo más allá de sí mismo» (p.607). Y Lucien Goldamnn, sociólogo de la religión y marxista pascaliano, concluye: «creer es apostar a que la vida y la historia tienen sentido; el absurdo existe, pero no prevalece».

Mirándolo bien, el fútbol para mucha gente cumple las características religiosas: fe, entusiasmo, calor, exaltación, un campo de fuerzas y una permanente apuesta de que su equipo va a triunfar.

El espectáculo de la apertura de los juegos recuerda una gran celebración religiosa, cargada de reverencia, respeto, silencio, seguido de ruidosos aplausos y gritos de entusiasmo; ritualizaciones sofisticadas, con músicas y escenificaciones de las distintas culturas presentes en el país; presentación de los símbolos del fútbol (estandartes y banderas), especialmente la copa, que funciona como un verdadero cáliz sagrado, un santo Grial buscado por todos. Y está, dicho sea con respeto, la bola que funciona como una especie de hostia que es comulgada por todos.

En el fútbol como en la religión, tomemos como referencia la católica, existen los once apóstoles (Judas no cuenta) que son los once jugadores, enviados para representar al país; los santos de referencia como Pelé, Garrincha, Beckenbauer y otros; existe demás un Papa que es el presidente de la FIFA, dotado de poderes casi infalibles. Viene rodeado de sus cardenales que constituyen la comisión técnica responsable del evento. Siguen los arzobispos y obispos que son los coordinadores nacionales de la Copa. Enseguida aparece la casta sacerdotal de los entrenadores, portadores del especial poder sacramental de poner, confirmar y quitar jugadores. Después vienen los diáconos que forman el cuerpo de los jueces, maestros-teólogos de la ortodoxia, es decir, de las reglas del juego, que hacen el trabajo concreto de conducir el partido. Al final vienen los monaguillos, los jueces de línea, que ayudan a los diáconos.

El desarrollo de un partido suscita fenómenos que ocurren también en la religión: se gritan jaculatorias (estribillos), se llora de emoción, se reza, se hacen promesas divinas (Felipe Scolari, entrenador brasilero, cumplió su promesa de ir a pie, unos veinte km, hasta el santuario de Nuestra Señora del Caravaggio en Farroupilha si ganaba Copa ese año, como así sucedió), se usan amuletos y otros símbolos de la diversidad religiosa brasilera. Santos fuertes, orixás y energías del axé son evocadas e invocadas.

Existe hasta una Santa Inquisición, el cuerpo técnico, cuya misión es velar por la ortodoxia, dirimir conflictos de interpretación y eventualmente procesar y castigar a jugadores o incluso a equipos enteros.

Así como en las religiones e Iglesias existen órdenes y congregaciones religiosas, así hay «aficiones organizadas». Tienen sus ritos, sus cánticos y su ética.

Hay familias enteras que se van a vivir cerca del Club de su equipo, que funciona como una verdadera iglesia, donde los fieles se encuentran y comulgan sus sueños. Se tatúan el cuerpo con los símbolos de su equipo y no bien acaba de nacer un niño que a la puerta de la incubadora ya es adornado con los símbolos del equipo, es decir, recibe ya ahí el bautismo, que jamás debe ser traicionado.

Considero razonable entender la fe como la formuló el gran filósofo y matemático cristiano Blas Pascal, como una apuesta: si apuestas a que Dios existe tienes todo a ganar; si después no existe, no has perdido nada. Entonces es mejor apostar a que existe. El hincha vive de apuestas (cuya expresión mayor es la lotería deportiva o la quiniela), de que la suerte favorecerá a su equipo o de que pase algo en el último minuto del juego, que cambie todo y finalmente gane, por muy fuerte que sea el adversario. Así como en la religión hay personas referenciales, lo mismo sucede con los cracs.

En la religión existe la enfermedad del fanatismo, de la intolerancia y de la violencia contra otra expresión religiosa; lo mismo ocurre en el fútbol: grupos de un equipo agreden al equipo contrario. Apedrean autobuses y pueden ocurrir verdaderos crímenes, de todos conocidos, de hinchadas organizadas y de fanáticos que pueden herir y hasta matar a seguidores del otro equipo.

Para muchos, el fútbol se ha vuelto una cosmovisión, una forma de entender el mundo y de dar sentido a la vida. Hay quienes sufren cuando su equipo pierde y están eufóricos cuando gana. 
 
Yo personalmente aprecio el futbol por una simple razón: portador de cuatro prótesis, en las rodillas y en los fémures, jamás podría hacer esas carreras y dar esos saltos y estiradas. Hacen lo que yo nunca podría hacer, sin caer y romperse. Hay jugadores que son artistas geniales de creatividad y habilidad. No sin razón, el mayor filósofo del siglo XX, Martin Heidegger, no se perdía un partido importante, pues veía en el fútbol la concretización de su filosofía: la contienda entre el Ser y el ente, enfrentándose, negándose, componiéndose y formando el imprevisible juego de la vida, que todos jugamos.

Texto tomado del blog del autor

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viernes, 4 de julio de 2014

¿Qué hay detrás del "no era penal"?

Cortesía: www.mascaradelatex.com
Han pasado ya 5 días desde la eliminación de la Selección Mexicana de la Copa del Mundo Brasil 2014. Una profunda tristeza sigue gobernando las mentes y los corazones de millones de mexicanos, que como yo, pensamos que en esta ocasión sería diferente, y no los culpo, pues ya lo dijo Armando Nogueira en la introducción al libro: "Chivas, la Historia del club Guadalajara", de Jaime "Tubo" Gómez: "Estas son las victorias que la vida nos niega" (refiriéndose a los tan anhelados domingos futboleros) y en verdad las hemos estado esperando desde hace mucho tiempo. Sin embargo, una cosa es vivir el momento, apasionarnos, enojarnos, gritar... Y otra cosa cosa es vivir sumergidos en la sutil mediocridad de creer que ahí se nos ha ido la vida y el fútbol mismo.
No me he cansado de reír de la creatividad del "mexicano justificado" al expresar sus infortunios pamboleros a través de las redes sociales y, que a través de los mismos y después de 5 días, aún me siguen causando gracia. Muchos amigos me han estado bombardeando con una cantidad considerable de memes de todo tipo, pero principalmente con la ya conocida y no asumida leyenda del "no fue penal".
¿Qué hay detrás de esta frase? ¿Qué hay detrás de esta manifestación pictográfica llena de sentimientos y justificaciones? No cabe duda que para el mexicano, las victorias, sobre todo las deportivas, distan mucho de la realidad atlética por la que atraviesa nuestro país. Ya ha quedado atrás la medalla olímpica en el balompié hace 2 años, los gloriosos triunfos de taekwondo y halterofilia, las medallas en marcha y maratón, etc. 
Fotos tomadas en www.google.com
Conozco muchas historias de niños y jóvenes que le apuestan a la formación deportiva y atlética, que anhelan participar en la Olimpiada Nacional, representar a sus estados y posteriormente irse posicionado para alcanzar calificación a los Panamericanos y finalmente a las Olimpiadas. En el camino, las constantes son: no hay apoyo, no hay presupuesto, y así podemos seguir plasmando justificaciones. En el fútbol la cosa no queda muy distante, las fuerzas básicas, escuelas de fútbol (filiales) y de ahí para arriba. La situación es la misma: hay que dejar casa, estudios, y enfocarse para llenar los ojos de entrenadores, directivos, representantes y así tener la tan anhelada oportunidad de debutar y mantenerse en 1ra división

Estas pequeñas victorias hacen del deportista un sujeto responsable, entregado, profesional, sin embargo, los que somos aficionados, no comprendemos qué hay detrás de la vida de un deportista, se nos olvida que también tuvieron sus sacrificios y que no dejan de ser tan similares a nosotros. La justificada frase "no era penal" vista desde las dos partes, tiene, desde mi reflexión, dos significados: Para el futbolista, la derrota podrá no significar un fracaso, pues podríamos ponerlos a la par de un empresario que no pudo realizar un negocio, ambos, le dan la vuelta a la página y sus carreras siguen. El futbolista regresa a su país, se siente acompañando por su familia y pronto se reportará con su club para comenzar el siguiente torneo. Pero, para el aficionado, esta situación si tienes una notable trascendencia que, para quienes no lo son, como es el caso de muchos amigos mios, no logran concebir en el andar cotidiano de la sociedad; estamos hablando del depósito de una esperanza, de una oportunidad de sentirse unido a algo y que ese algo no le niegue lo que lo cotidiano si lo hace. Juan Villoro, en numerables entrevistas ha afirmado que este deporte le ha dado identidad al mexicano y que es un excelente pretexto para reunirse, para estar al mismo nivel: ricos y pobres, obreros y empresarios, campesinos y burócratas.

La mencionada frase del "no fue penal" tiene de fondo este deseo que se quedó nuevamente en el aire y que refiere ciertamente al depósito de esperanzas, trascendencia y sobre todo unidad, que se hundió en un cuarto partido en una Copa del Mundo... sin embargo, "NO ERA PENAL".

Que tengan un lindo fin de semana y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.
Tisca, SJ
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martes, 1 de julio de 2014

SELECCIÓN MEXICANA: UN CONJUNTO APLASTADO POR LA DETERMINACIÓN Y LA REALIDAD

Cortesía: mediotiempo.com


Juan Villoro en su texto más reciente titulado “Balón Dividido” nos cuenta que: No es por presumir, pero me llevo bien con la derrota. El mérito no es mío sino del fútbol mexicano. Si nuestra alegría dependiera del marcador seríamos profesionales de la tristeza. Los resultados adversos y los goles fallados a un metro de la portería nos han acostumbrado a disfrutar del juego sin pedirle demasiado a la diosa Fortuna. Y qué razón tiene al expresarlo. No cabe duda, que la realidad siempre se impone. Empiezo a creer, a estas alturas de mi vida, que efectivamente el cielo es azul, que el América es el equipo más odiado de este país y que la Selección Mexicana llega, y llegará, a octavos de final enmarcada por un terrible determinismo histórico.

Hace una semana, al compartir mi reflexión sobre los octavos de final, estaba plenamente convencido de que esta escuadra azteca pasaría a la historia así como lo hicieron quienes representaron al país en Londres 2012 y se trajeron por primera vez en la historia una medalla dorada en el balompié. Durante 70 minutos del duelo contra Holanda realmente creí en que esta vez sería diferente y que el hastag #YoSiCreo realmente se vería reflejado en un resultado histórico que nos hiciera llegar nuevamente a cuartos de final así como sucedió en el mundial de 1986. Pero la realidad de impuso.

¿Qué pasó en los últimos 20 minutos antes de que el árbitro pitara el final del encuentro? La historia futbolística detrás de una nación, la idiosincrasia mexicana resumida en un “si se puede” y el miedo a lanzarnos a alcanzar grandes ideales, nos cayeron como balde de agua fría y sucedió lo que en la últimas 5 Copas del Mundo nos había sucedido: nos descalificamos. Si, así como lo leen, nos descalificamos.

¿Es responsabilidad del árbitro? ¿Es responsabilidad de la FIFA? ¿Es responsabilidad de Miguel “Piojo” Herrera”? Creo que es un buen momento para dejar de justificar nuestras derrotas, dejar de culpar a otros por responsabilidades que son nuestras, o más bien dicho, de los 11 que estuvieron en la cancha. ¿Cuál es mi análisis de lo acaecido el domingo pasado? Estamos determinados por un “ya merito” ocasionado por un enorme temor a trascender. No es culpa de Sneijder quien atinadamente sacó un obús para empatar el encuentro, tampoco es culpa de Pedro Proenca en pitar un penal que acertadamente marcó Huntelaar; el problema es que “no nos la creemos”, la Selección Mexicana dejó de jugar los últimos 20 minutos así como jugo los 70 anteriores, dejaron de jugar compactadamente y comenzaron a deshacerse del esférico con el temor de tener a los holandeses en el área. Esto, sin duda, muestra mucho de lo que es nuestra historia, nos conformamos con una probadita en vez de entrarle de lleno al banquete. Juan A. Birch, un buen amigo mío, que por cierto es holandés, me hacía caer en la cuenta de que efectivamente sí tenemos notas constitutivas de conformistas: […] cuando Hidalgo estaba cerca de la ciudad de México, habiendo ganado una batalla importante, y quedando pocos soldados reales en la capital, decidió, contra el consejo de Allende, no tomar la capital y se le fue de las manos la victoria de la guerra de independencia... Cuando Pancho Villa tenía a Obregón en sus manos, en lugar de fusilarlo, como merecía este traidor, lo dejó ir y luego Obregón le pagó el favor, decimando las tropas de Villa en una serie de batallas sangrientas de Celaya hasta Aguascalientes... Cuando el PAN sacó al PRI de Los Pinos, Fox y Calderón siguieron políticas priistas neoliberales y resultaron más corruptos que el mismo PRI, despilfarrando esta oportunidad histórica para lograr la victoria de la justicia sobre la injusticia. Y hay otros eventos históricos de esta índole.

Recuerdo con gran acierto que esta historia vivida contra Holanda fue muy similar ante Alemania en 1998 y en el 2006 ante Argentina, pues en ambas ocasiones la Selección Mexicana comienza el encuentro ganando y  terminan dándole la vuelta al marcador. Pareciera entonces que estamos determinados por esta historia del “jugamos como nunca y perdimos como siempre”, que a pesar del trabajo en conjunto, de los entrenamientos, de los mexicanos militando en Europa, la realidad nuestra es la de conformarnos con este cuarto partido y, como dice Villoro: “acostumbrarnos  del juego sin pedirle demasiado a la diosa Fortuna”.

Por lo pronto vendrá próximamente Olimpiadas, Confederaciones y la FEMEXFUT ha ratificado al “Piojo”, veremos si la historia sigue siendo para nosotros la posibilidad de seguir soñando o de plano, la determinación y la realidad son producto simplemente de nuestro conformismo e imaginación.  

Que tengan una buena semana y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.
Tisca, SJ
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