viernes, 11 de abril de 2014

Reflexión Semana Santa

Oración al Cristo del Calvario

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.

Amén

(Gabriela Mistral
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Nos acercamos al cierre de la cuaresma, un tiempo que la Iglesia nos propone para retomar el camino, para "arrepentirnos y creer en el evangelio". Como bien recuerdan, hace 2 meses que comenzó la cuaresma, publiqué un artículo titulado "Reflexión Cuaresmal" en dónde recordaba que este es el tiempo idóneo para comenzar un nuevo camino, pero no porque la Cuaresma sea el pretexto, sino porque a propósito de la muerte y resurrección de Jesús, podemos iniciar el cambio y, un cambio que no sólo debemos vivir en la cuarsema, sino que es una invitación para toda la vida.

Este domingo iniciamos lo que se le conoce como la "Semana Mayor" o mejor conocida como la Semana Santa. Este tiempo recordaremos los pasajes de Jesús relacionados con su pasión, muerte y resurrección.  Antes de hacer una breve reflexión al respecto, me gustaría compartirles algo previo que me parece imprescindible y que, sin ello, no entenderíamos el significado de la pasión, muerte y resurrección de Jesús: La Encarnación.

Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales [101-109] nos invita a contemplar la Encarnación de Jesús. Lo primero es considerar
"Las tres personas divinas mirando la redondez del mundo" [1], "mirando a las personas en tanta diversidad; unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, nos llorando y otros riendo"[2]. Lo segundo y que resalto como lo más importante es, desde la propuesta ignaciana de aplicación de sentidos: "Oír lo que hablan las personas sobre la faz de la tierra, es a saber, cómo hablan unos con otros, cómo juran y blasfeman, etc.; asimismo lo que dicen las personas divinas, es a saber: <Hagamos redención del género humano>"[3]
Esta propuesta ignaciana nos permite descubrir la profundidad y el significado que tiene la
Cortesía: http://www.diocesismalaga.es/
Encarnación, que, desde esta propuesta, lo que recordamos en esta semana santa, se consuma. "Hagamos redención del género humano" representa la plena y total apuesta de Dios por su humanidad. La vernos perdidos, desviados, desorientados, La Trinidad nos envía una brújula que nos ayude a procede de la forma en la que Dios quiere que procedamos: como verdadero hermanos.
La tarea no ha sido sencilla, incluso para Jesús, que también fue víctima de las apuestas del mundo, víctima de los egoísmos, de los intereses y fue llevado a la cruz por apostar por el ser humano más que por las leyes, fue llevado a la cruz por demostrar el amor y la misericordia de Dios a través de sus acciones, fue llevado a la cruz por atreverse a llamarle a Dios , Padre. Entonces, ¿cómo entiendo este proceso de la Encarnación?

ENCARNACIÓN: Es un Dios que se encarna para hacerse hombre, se despoja de su divinidad y de su poder para hacerse uno de nosotros. El hombre no puede hacerse Dios (Adán), pero Dios si se hace hombre y nos enseña a hacernos hombres y mujeres en el despojo de nosotros mismo. Se encarna para vivir lo que vivimos los hombres, para padecer lo que los hombres padecemos.

SALVACIÓN - LIBERACIÓN: ¿De qué nos salva? ¿De qué nos libera Dios? ¿Qué es aquello que no deja al hombre ser libre, ser salvo? Dios se hace uno de nosotros para, desde nuestra condición, liberarnos de aquello que nos ata, para mostrarnos el significado del amor y que ese amor, como dice Ignacio, se pone más en las obras que en las palabras.

PECADO: ¿Qué es el pecado? ¿Por qué pecamos? ¿Pecamos sólo por nosotros mismos o la realidad en que vivimos nos ayuda a pecar? El pecado se puede entender desde la espiritualidad ignaciana, como todo aquello que nos aleja del Principio y Fundamento, es decir, aquello que nos separa del verdadero sentido de vida, que en la experiencia de Ignacio, es ese Dios al que él llama ETERNO SEÑOR DE TODAS LAS COSAS.

ACCIÓN HISTÓRICA: Ante este panorama, antes esta realidad: ¿Cuál es la decisión de Dios? ¿Por qué lo hace? ¿Qué nos dice Dios con su encarnación? ¿A qué nos invita? Dios apuesta por su creación, apuesta por nuestra humanidad y desde ahí nos toma de la mano, nos levanta y nos invita a construir en este mundo roto. El modelo para construir este mundo es Jesús de Nazaret.

De esta manera, es como Dios decide hacerse hombre y apuesta por nosotros, su creación amorosa. Sin embargo, unas preguntas que nos pueden ayudar a seguir reflexionando son: ¿Es únicamente la encarnación lo que Dios necesita, lo que el hombre necesita para salvarse, para liberarse del pecado? Me parece que con esto puedo conectar esta reflexión con lo que recordamos en la Semana Santa.
Cortesía: http://www.diocesismalaga.es/
¿Exactamente qué fue lo que hizo Jesús para mostrarnos, para alcanzarnos la salvación y la liberación? La primera experiencia que se me viene a la mente y al corazón es precisamente su nacimiento, es decir, su "hacerse como nosotros" y además pobre y humilde, y,  desde esa condición que es más universal, pudo compartirnos su mensaje de amor, de fraternidad, de justicia y de paz. Esto es lo que lo lleva a la muerte, más, ¿basta su muerte en la cruz y su resurrección para mostrarnos y alcanzar la salvación? Desde mi experiencia personal y como cristiano, este más bien es el punto de partida. La muerte y resurrección de Jesús no se puede quedar como un hecho histórico aislado, es la punta de lanza que nos abre el camino para continuar llevando el mensaje de que somos criaturas muy amadas por Dios. Jesús mientras anduvo por Judea, Samaria, Galilea, Jerusalén, nos fue compartiendo su experiencia de Dios al que él llama Padre y desde su propia vida nos muestra que es posible regresar al amor pleno de Dios, es decir, a vivir su Reino.

Por eso es importante recordar la Semana Santa. Más allá de recordarla como eventos en los que hay que participar, o el tiempo idóneo para irme de misiones, la semana santa nos recuerda las consecuencias de apostar por Dios así como Él apostó por nosotros. La pasión, muerte y resurrección de Jesús nos recuerda su condición humana que padeció por mostrarnos el amor que  Dios tiene por nosotros.


Que tengan un lindo fin de semana, un lindo inicio de Semana Santa y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.
Tisca, SJ
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[1] Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola No. 102.
[2] Ibid. No. 106
[3] Ibid. No. 107

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