viernes, 18 de abril de 2014

Buscado al Resucitado

Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana también nuestra fe”. 
Pablo de Tarso (San Pablo)

                                     
Cortesía: http://www.diocesismalaga.es/

Este primer domingo de pascua, donde recordamos la Resurreccioón de Jesús, quiero reflexionar en torno al mismo hecho que nos propone meditar la liturgia. Podrán ustedes escuchar en las celebraciones de este domingo a Juan, Mateo o Lucas; en cualquier caso, los tres nos lanzan a la meditación de la Resurrección, sin embargo, Lucas propondrá recordar un acontecimiento post-pascual: Los discípulos de Emaús.
La resurrección de Jesús es la muestra de que el Proyecto no fracazó. Sí, Jesús murió injustamente y lo clavaron a un madero cual ladrón. Podríamos pensar entonces que nada de lo predicado previo a su muerte tuvo sentido, que no valió la pena su apuesta por el Reino de Dios, que nada valió experimentarse "Hijo muy amado" cuando Juan el Bautista lo sumergió en las aguas del Rio Jordán. Pero no, en Jesús mismo podemos ver la apuesta de Dios por la humanidad, pues, frente al acontecimiento de muerte de Jesús, viene el acontecimiento pascual, que permite que hoy estemos aquí, compartiendo nuestra experiencia de fe en Jesús Resucitado.

El Papa Francisco en su reflexión del jueves pasado, afirmó que "La resurrección de Jesús no es el final feliz de un cuento de hadas, no es el 'happy end' de una película, sino que es la prueba de que Dios actúa en el momento más difícil, en el momento  más oscuro”[1]

San Pablo en su carta a los Corintios, llama a su propia experiencia “gracia”, regalo de Dios (1 Co 15, 10) y cuando quiere describirla, nos dice que “ha sido alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12) y que “ha descubierto el poder de su resurrección” (Flp 3, 10). Es por esto que los creyentes, al intentar explicar la Resurrección, no queda de otra más que hacerlo de manera narrativa, descriptiva. Jesús el Resucitado, saluda, da la paz, bendice, enseña, etc. El encuentro con este Jesús transforma los corazones y lanza a sus seguidores (nos lanza) a poner en práctica las enseñanzas y, reunirnos en torno a Él.

Les comparto una reflexión de José Antonio Pagola, en donde nos explica la Resurrección y que nos puede ayudar a profundizar este acontecimiento pascual. 
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PASCUA DE RESURRECCIÓN: ¿DONDE BUSCAR AL QUE VIVE? (J. A. Pagola) [2]

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La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.

Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, sólo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un “Jesús muerto”. No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.
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Finalmente les dejo un cortometraje contemporáneo que nos ayua a comprender la Pasión de Jesús, es decir, su apuesta por la humanidad, por sus hermanos y, en un significado muy profundo, lo que significa la resurrección. Disfrútenlo. 

MOST



Que tengan un lindo fin de semana y a disfrutar del fútbol, buenas noticias y una que otra patada.
Tisca, SJ
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[1] Cfr. www.conin.com
[2] http://www.masdecerca.com/2010/04/pascua-de-resurreccion-¿donde-buscar-al-que-vive-j-a-pagola/

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